lunes, 11 de enero de 2010

II, Los demonios se lo llevaron

Los demonios no son sino seres de carne y hueso, que van por el mundo como cualquier otro. Los llamamos así cuando no los conocemos y nos resultan misteriosos, terribles y fantánsticos. Indescriptiblemente bellos o inexplicablemente crueles, nos hacen caer en tentaciones, olvidar nuestros ideales o simplemente nos arrebatan nuestro trabajo, destruyen nuestro mundo conocido. Demonio significa incontrolable, incomprensible; destrucción.

Una por una, varias carrozas gigantes y sin jinete, fabricadas a semejanza de las almejas, surgieron de la estela que el aro de fuego, ya varios kilómetros adelante, había dejado.

Enormes y seguros, abrían sus fauces y se retorcían como si la luz solar les tomara por sorpresa; como si atravesar la delicada capa entre su mundo y el nuestro requiriese de un esfuerzo supremo.

Ciegos, como pueden ser unas conchas gigantes, con un objetivo pero sin guía, serpentearon por el cielo y pronto llegaron a donde él, y lo tragaron, se lo llevaron dentro de esa larga garganta flexible, interminable que se perdía en los confines de nuestro universo, en el centro de la ráfaga que aún ardía; del aro de fuego que sólo se cerró cuando la última carroza hubo retrocedido y desaparecido por completo.

-Los demonios se lo llevaron, jamás volví a saber de él.