lunes, 18 de enero de 2010

Vacío

Solía creer que los chupamirtos traían buena suerte, símbolo de que algo bueno estaba por llegar.
Solía sentir que no hay nada mejor que encontrar lagartijas en los árboles, percibir los pequeños movimientos, cortos, rápidos, repentinos.

Aquel día el chupamirto bajó a beber agua de la fuente, y de pronto tan sólo fue un ave, una mañana fría, fresca, vacía.
Aquel día me encontré con tu imagen ocupando mi corazón y mis días, y fue como una sentencia de muerte.

lunes, 11 de enero de 2010

II, Los demonios se lo llevaron

Los demonios no son sino seres de carne y hueso, que van por el mundo como cualquier otro. Los llamamos así cuando no los conocemos y nos resultan misteriosos, terribles y fantánsticos. Indescriptiblemente bellos o inexplicablemente crueles, nos hacen caer en tentaciones, olvidar nuestros ideales o simplemente nos arrebatan nuestro trabajo, destruyen nuestro mundo conocido. Demonio significa incontrolable, incomprensible; destrucción.

Una por una, varias carrozas gigantes y sin jinete, fabricadas a semejanza de las almejas, surgieron de la estela que el aro de fuego, ya varios kilómetros adelante, había dejado.

Enormes y seguros, abrían sus fauces y se retorcían como si la luz solar les tomara por sorpresa; como si atravesar la delicada capa entre su mundo y el nuestro requiriese de un esfuerzo supremo.

Ciegos, como pueden ser unas conchas gigantes, con un objetivo pero sin guía, serpentearon por el cielo y pronto llegaron a donde él, y lo tragaron, se lo llevaron dentro de esa larga garganta flexible, interminable que se perdía en los confines de nuestro universo, en el centro de la ráfaga que aún ardía; del aro de fuego que sólo se cerró cuando la última carroza hubo retrocedido y desaparecido por completo.

-Los demonios se lo llevaron, jamás volví a saber de él.

viernes, 8 de enero de 2010

I, Recuerdo prestado

-Ha sucedido que cuando los niños son expuestos a una situación de gran peligro, el instinto de supervivencia y los pocos prejuicios aprendidos les permiten activar alguno de los sentidos que la mayoría de la gente ignora- dijo el oráculo mientras ella pensaba que eso explicaría por qué percibía muchas cosas sin entender bien qué significaba...

-Si tan sólo me hubiera pasado algo increíble de pequeña...

Entonces vino a su mente aquella tarde en el campo, cuando jugaban y correteaban juntos; sintió de nuevo, por un instante, la alegría de contar con ese chico, de querer descubrir el mundo juntos. Hacía tanto tiempo ya, eso había sido antes de aprender los oficios, antes de cualquier otro recuerdo.

Hasta unos momentos antes, no recordaba aquella amistad, no era parte de ella; pero ahora, ese día hacía perfecto sentido en su vida. Corrían veloces, como sólo los niños de 5 años pueden hacerlo; cuando cualquier espacio abierto significa una extensa llanura dorada donde el viento sopla fuerte y libre en la cara.

Entonces el viento sí que sopló y el cielo fue atravesado por una ráfaba de fuego. Era como un aro de fuego que recorriera el cielo y dejara ardiendo todo cuanto atravesara.

Entonces sucedió.

sábado, 2 de enero de 2010

¿Hasta donde entra el campo

¿Hasta donde entra el campo a la ciudad, de noche?,
¿el aire de los cerros,
las estrellas, las nubes sigilosas?
Cuando las fábricas descansan
y los motores duermen como algunos hombres,
paso a paso, los hombres penetran a las calles macizas,
y el frío se extiende como una sábana de aire,
sube a las azoteas, se esconde en los zaguanes,
aquieta el agua de las fuentes.
La hojarasca, la ardilla, los rumores, la alfalfa,
los eucaliptos y los álamos, las legumbres adolescentes,
los insectos, el viento, hasta las sombras vienen
a limpiar la ciudad, a poseerla.
(Cuando llega la luz, el campo se retira
como un enamorado culpable y satisfecho.)

Jaime Sabines,
Poemas Sueltos.