domingo, 29 de noviembre de 2009

La primera noche sin él

No es la primera vez que Paco se despide de Talina mucho antes porque no irá hasta el aeropuerto. Tampoco es la primera vez que no lo espero a cenar.

Pero esta vez se despide antes porque ya no vive en esta casa, es la primera vez que realmente sé que no regresará a cenar, cerrar la puerta y las cortinas.

Es la primera vez que no sé cuando lo volveré a ver...
(Cierto es que su café internet está a la entrada de mi casa; pero eso, son negocios.)

Se fue a un mundo mejor.

lunes, 9 de noviembre de 2009

8 PM

Casi nadie pasa ya, las tiendas cerraron pero en una esquina del parque preparan un gran trompo de carne al pastor; tienen un gran comal, tortillas y queso oaxaca a montones. No tienen quesadillas, sólo tacos fritos de carne o queso.

En cada rincón: macetero, la sombra de los árboles o banca hay una pareja de jóvenes enamorados que aprovecha la falta de alumbrado público.

Una niña que aprende a caminar persigue ratas en el parque oscuro y un perro blanco atraviesa de un extremo a otro la plaza, como en cámara rápida, sin correr.

El mercado

Sólo en la cuadra que abarca el mercado, uno lo puede encontrar todo:

Tienen su Parisina, cueros de cerdo colgando, una tienda de abarrotes que también vende pollo fresco, puestos de fruta y puestos en donde preparan arreglos florales y frutales; los puestos de verduras tan grandes y variados como los de fruta. Un puesto de peces y otro de jaulas para pájaros, de cestas tejidas y cucharitas de madera. Una marisquería con cuerdas de muelle y un montón de puestos de semitas, que incluyen una ración de pápalo, medio aguacate, muchísimo queso oaxaca y aceite de oliva.

En las panaderías, los arreglos paneros son gratis.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Qué bonita se veía la ciudad de noche

El avión aterrizaba en una noche fría de noviembre. Mirando a través de la ventanilla el placer por lo desconocido volvía a llenar su corazón de energía, la promesa de nuevas experiencias se reflejaba en sus ojos. Y sin embargo un escalofrío de terror corría por su sangre. Este mundo sería muy distinto al suelo en donde creció.

Se decía en su tierra que aquéllos que volvían eran incapaces de conciliar el sueño, ahí donde las noches eran en verdad oscuras y uno tenía que confiar en que el sol volvería a salir para iluminarlo todo al día siguiente. En las grandes ciudades todo el mundo se ocupa con ahínco de llenar el vacío con luz, en el fondo carecen de la certeza de que el vacío no puede extenderse. Por si las dudas montan guardias y ponen en marcha aparatos que al día siguiente darán cuenta de lo que sucede (por lo general, nada) durante su sueño. Qué bello, en cambio, sentir la confianza de caminar largo rato durante la noche, caminar por la alameda del pueblo sin necesidad de abrir los ojos (por que lo mismo daría), y saber que uno pasa al lado de aquéllos lugares tan bonitos a la luz natural: la fuente, un mercado, el balcón de la mujer amada.

Allá en el pueblo la última imagen que uno conserva del día es el atardecer y algunas flores cerrando sus pétalos. Entonces uno sí que percibe con todos los demás sentidos, los secretos que la luz opaca se revelan en todo su esplendor. Los sonidos se hacen más suaves, pero a la vez más claros, algunos pueden escuchar el estado de ánimo de los que están a su lado y cómo el viento lo revuelve todo, cómo la tierra misma se va adormilando. El mundo también descansa de los hombres. Otros son capaces de distinguir el olor de cada día, en enero huele a romero, algunos días de primavera huelen a canela y cuando es otoño las noches se llenan de la esencia característica de las hojas doradas que se desprenden. Y todos tienen la capacidad de distinguir claramente la distancia entre ellos y los objetos que los rodean, es como si sus orejas también fueran sensibles a las pequeñas vibraciones de todo cuando existe.

Él solía dormir con las ventanas abiertas para seguir en contacto, aún en sueños, con la plaza y los jardines. En cambio, en esta nueva cuidad al principio tendría que usar gruesas cortinas para que la luz de los espectaculares y los monumentos no afectaran sus cualidades nocturnas. Pero dicen que hasta el más arraigado cede al final a las noches agitadas de la ciudad, que tarde o temprano cambian sus apacibles paseos nocturnos por otros en donde más que dejarse sentir el mundo se preocupan por confirmar que las cosas siguen ahí donde el sol las dejó.

Ella estaba segura de que él no cambiaría todos sus demás sentidos sólo por la comodidad de ver también entre sol y sol. Pero él ya salía entusiasmado del aeropuerto, qué bonita se veía la ciudad de noche...


viernes, 24 de julio de 2009

Sus alas parecían diamantina

La chica venía de otro planeta, en él los seres poseían alas fabricadas con hilo de algodón de azúcar, impermeables, pues tenían que resistir a los largos chapuzones que tomaban en las lagunas que reflejaban siempre la luz de la luna. Porque en ese sitio siempre era de noche, y una luz fresca y plateada cubría toda la extensión, casas, campos, caminos...

Las alas servían, no para largos viajes, sino para flotar y poder sobrevolar los lagos sintiendo el agua fría sólo en la punta de los pies. Y cuando había luna nueva y el calor de las estrellas era insoportable se reunían en los patios y las plazas para abanicarse unos a otros, mientras unos cantanban, otros tocaban instrumentos y todos participaban en danzas para llamar a la luna.

Lo mejor era verlos reir... Sus alas comenzaban a dar destellos de diamantina. Y poco a poco se volvían transparentes como la película de las burbujas. Si se trataba de una gran sorpresa, fosforecían como luciernagas...

Se mantenían ocupados recorriendo los alrededores, buceando para encontrar tesoros debajo de las algas lacustres. Hacían competencias para ver quién podía correr más rápido o permanecer flotando de cabeza más tiempo.

Pero llegó el día en una gran sacudida despertó a la chica, su compañera había desaparecido y en un instante se vio con las alas rotas... jamás volvió a ser lo mismo... Después de mucho tiempo decidió dejar su lugar natal, al que ya no pertenecía y comenzó el viaje, en el que sin saberlo, le esperaban sorpresas maravillosas!

viernes, 17 de julio de 2009

I. Se conocieron en el bosque

Este chico tenía mala orientación.

Al caminar con amigos tan sólo una frase curiosa, una pregunta especial o algún detalle en el sendero lograban que olvidara hacia dónde iban o si ya habían llegado a su destino.

Caminaba largas horas por el pueblo sin saber nunca hacia dónde se dirigía. Así conoció todos los rincones de la región y por casualidad disfrutó de muchos atardeceres en muchos lugares... misteriosos, apacibles, peligrosos.

Como no podía recordar el camino de regreso a sus sitios favoritos, era una gran alegría volver a encontrar los lugares que habían marcado su corazón de manera especial. La felicidad del redescubrimiento.

A veces desaparecía por días enteros, semanas... para volver cargado de recuerdos y regalos de tierras lejanas, de historias increíbles y amigos magníficos de costumbres tan distintas a las suyas.

A ella la conoció en el bosque. Era tarde y ella seguía subiendo y bajando de los árboles retorcidos y acogedores. La siguió por un tiempo pero pronto la perdió de vista...

domingo, 12 de julio de 2009

Cuchillos contra plátanos

Si bien en el curso de la vida son importante las decisiones que los protagonistas toman, su coraje y determinación para cumplir sus sueños a veces son rebasadas por cuestiones ajenas a toda historia racional, las leyes de la física asociadas a cada región de este universo pueden jugarles una mala pasada.

Esto sucedió en un planeta muy lejano cuyo nombre no logro recordar...
las cartas donde se refiere lo acontecido no han podido ser hayadas y la última referencia que nos queda es el de un ilustre matemático y apasionado escalador.

Los cuchillos estaban en guerra.
Se dice que luchaban por la custodia de una piedra de afilar, pero hacía tanto tiempo de esta lucha sin fin que nadie sabía realmente cómo había comenzado todo. Una terrible tensión reinaba sobre la comarca, las riñas se extendían entre cuchillos padres y cuchillos hijos, delgados o con cubierta, navajas oxidadas y aquellas de dientecillos brillosos. No lograban ponerse de acuerdo en nada.

Si tan sólo la embajadora de la federación hubiese llegado a tiempo para las sesiones parlamentarias... pero éstas tenían lugar en la clandestinidad, y a menudo cambiaban las claves y los lugares de reunión. En vano cuestionaba la embajadora a los lugareños, pues ellos, fieles a su causa no estaban dispuestos a revelar el secreto. Pues así, la guerra corría el peligro de terminar.

Si tan sólo esos plátanos entrometidos no hubiesen llegado a conocer el famoso planeta de la guerra de los cuchillos, y más aún, si no hubieran subestimado la sed de venganza del líder de los cuchillos hijos o el poder corrosivo del padre ya oxidado. Pero decidieron tomar partido y apoyar en la lucha sin fin.

La guerra terminó poco después.
No por el arrojo de los plátanos, ni por las pláticas diplómaticas de la embajadora, no fue que la guerra hubiese agotado todos los recursos de la región, mucho menos que un cambio en la mentalidad de los cuchillos los hubiera convertido en armas pacíficas.

Sucedió que el planeta colapsó.
Como si un gran espíritu se sentara sobre ellos, el planeta flotante logró sentir el rigor de la gravedad y un suelo inexistente. Cuchillos y plátanos por un instante se confundieron en una sola masa. Grandes terremotos sacudíanlos sin cesar hasta que los plátanos no resistieron más y se unieron con el todo y los cuchillos de una espiritualidad más recia sólo perdieron la conciencia.

Así sucedió,
desde entonces los plátanos ya no salen a explorar nuevas tierras, los cuchillos han sido desterrados de la federación (no se arrepentían de nada) y la embajadora lo recuerda como el fin de su carrera política.


lunes, 29 de junio de 2009

Es por humanidad

-Es por humanidad-. Dice la señora tratando de tranquilizar a la chica.

Es por humanidad, claro, que no se pueden vender hurones sin que éstos sean previamente esterilizados, que lo primero que recomiendan es esterilizar a los gatos, que el fin de toda mascota es siempre la huída inesperada de la casa con un terrible accidente final o simplemente, que los llevan a dormir, porque... era mejor así.

Pero la chica ya no ve el mundo como antes,

Ya no cree que la raza humana esté destinada a velar por todos los seres vivos, subdesarrollados e incapaces de defenderse y valerse por sí mismos. Un animalito que no se precie de ser mascota no tienen dinero para conseguir comida, y claro, qué desagradable eso de ir y hurgar en los desechos de aquéllos que los han de desterrar de sus ciudades, grandes extensiones donde sólo una raza puede habitar. Unas cuantas aves escapan al rechazo, y sólo si no las comienzan a llamar plaga y propagadoras de enfermedades.

-Es mejor así, ella no disfruta eso de tener gatitos-. La voz continúa la defensa.

Podrán aceptar que los animales tienen instintos, acaso también sentimientos, pero capacidad de pensar y razonar, jamás. Los animales están por debajo de los humanos. Y sin embargo seguimos pensando que podemos saber lo que ellos quieren, o las causas de su proceder. Después de todo, los actos de los animales sólo pueden ser interpretados por mentes humanas, pero su percepción del mundo es diferente, y tan valiosa como la nuestra, que no razonen como nosotros no significa nada, más que eso, que ellos son diferentes.

La señora está segura, sí, segura que es por humanidad

que uno toma en sus manos la vida de otro ser, que ni siquiera pidió ayuda. Se decide tan ligeramente sobre la vida de una mascota, y no se permite morir a nuestra gente que sufre enfermedades terminales, cómo podríamos querer jugar a ser dios.

La chica rompe en llanto.

Al final de cuentas, ambos son seres queridos.

sábado, 27 de junio de 2009

No quiero convencer a nadie

No quiero convencer a nadie de nada. Tratar de convencer a otra persona es indecoroso, es atentar contra su libertad de pensar o creer o de hacer lo que le dé la gana. Yo quiero sólo enseñar, dar a conocer, mostrar, no demostrar. Que cada uno llegue a la verdad por sus propios pasos, y que nadie le llame equivocado o limitado. (¡Quién es quién para decir "esto es así", si la historia de la humanidad no es más que una historia de contradicciones y de tanteos y de búsquedas?)

Si a alguien he de convencer algún día, ese alguien ha de ser yo mismo. Convencerme de que no vale la pena llorar, ni afligirse, ni pensar en la muerte. "La vejez, la enfermedad y la muerte", de Buda, no son más que la muerte, y la muerte es inevitable. Tan inevitable como el nacimiento.

Lo bueno es vivir del mejor modo posible. Peleando, lastimando, acariciando, soñando. (¡Pero siempre se vive del mejor modo posible!)

Mientras yo no pueda respirar bajo el agua, o volar (pero de verdad volar, yo solo, con mis brazos), tendrá que gustarme caminar sobre la tierra, y ser hombre, no pez ni ave.

No tengo ningún deseo que me digan que la luna es diferente a mis sueños.

J. Sabines

miércoles, 24 de junio de 2009

De boleto en el metro

Esta pareja llegó directo a los asientos,
él cargando a una niña, ella con la mochilita y la cobija.

-Ahora sí, con permiso- dijo él sacando un pequeño librito.

Seguramente crucigramas o esos sudoku que ahora están de moda.

Pero no. Este librito era de los que aún están rodando por ahí...
Pa' leer de Boleto en el Metro

Y él juega a que lee con ella, su pequeña de unos cuantos meses.

Con suerte ella seguirá jugando a leer cuando crezca.

sábado, 13 de junio de 2009

Están convencidos


Discretamente he echado una ojeada al cuadro de temperatura. Bastante normal, quién lo diría. Un médico joven se ha asomado a la puerta, saludándome con una inclinación de cabeza, y ha hecho un gesto de aliento a Johnny, un gesto casi deportivo, muy de buen muchacho. Pero Johnny no le ha contestado, y cuando el médico se ha ido sin pasar de la puerta, he visto que Johnny tenía los puños cerrados.
(...)
-Bruno, ese tipo y todos los otros tipos de Camarillo estaban convencidos. ¿De qué, quieres saber? No sé, te juro, pero estaban convencidos. De lo que eran, supongo, de lo que valían, de su diploma. No, no es eso. Algunos eran modestos y no se creían infalibles. Pero hasta el más modesto se sentía seguro. Eso era lo que me crispaba, Bruno, que se sintieran seguros. Seguros de qué, dime un poco, cuando yo, un pobre diablo con más pestes que el demonio debajo de la piel, tenía bastante conciencia para sentir que todo era como una jalea, que todo temblaba alrededor, que no había más que fijarse un poco, sentirse un poco, callarse un poco, para descubrir los agujeros. En la puerta, en la cama: agujeros. En la mano, en el diario, en el tiempo, en el aire: todo lleno de agujeros, todo esponja, todo como un colador colándose a sí mismo...
(...)
-Lo que pasa es que se creen sabios- dice de golpe-. Se creen sabios porque han juntado un montón de libros y se los han comido. Me da risa, porque en realidad son buenos muchachos y viven convencidos de que lo que estudian y lo que hacen son cosas muy difíciles y profundas. En el circo es igual, Bruno, y entre nosotros es igual. La gente se figura que algunas cosas son el colmo de la dificultad y por eso aplauden a los trapecistas, o a mí. Yo no sé que se imaginan, que uno se está haciendo pedazos para tocar bien, o que el trapecista se rompe los tendones cada vez que da un salto. En realidad las cosas verdaderamente difíciles son otras tan distintas, todo lo que la gente cree poder hacer a cada momento. Mirar, por ejemplo, o comprender a un perro o a un gato. Ésas son las dificultades, las grandes dificultades. Anoche se me ocurrió mirarme en este espejito, y te aseguro que era tan terriblemente difícil que casi me tiro de la cama. Imagínate que te estás viendo a ti mismo; eso tan sólo basta para quedarse frío durante media hora. Realmente ese tipo no soy yo, en el primer momento he sentido claramente que no era yo. Lo agarré de sorpresa, de refilón, y supe que no era yo. Eso lo sentía, y cuando algo se siente... Pero es como en Palm Beach, sobre una ola te cae la segunda, y después otra... Apenas has sentido ya viene lo otro, vienen las palabras... No, no son la palabras, son lo que está en las palabras, esa especie de cola de pegar, esa baba. Y la baba viene y te tapa, y te convence de que el del espejo eres tú. Claro, pero cómo no darse cuenta. Pero si soy yo, con mi pelo, esta cicatriz. Y la gente no se da cuenta de que lo único que aceptan es la baba, y por eso les parece tan fácil mirarse al espejo. O cortar un pedazo de pan con un cuchillo. ¿Tú has cortado un pedazo de pan con un cuchillo?

El perseguidor, (fragmento)
Julio Cortázar.

Mañana es mucho después de hoy

-¿Y no puedes conseguir otro?
-Es lo que estamos averiguando- ha dicho Dédée-. Parece que Rory Friend tiene uno. Lo malo es que el contrato de Johnny...
-El contrato- ha remedado Johnny-. Qué es eso del contrato.Hay que tocar y se acabó, y no tengo saxo ni dinero para comprar uno, y los muchachos están igual que yo.
(...)
-¿Cuándo empiezas, Johnny?
-No sé. Hoy, creo, ¿eh, Dé?
-No, pasado mañana.
-Todo el mundo sabe las fechas menos yo- rezonga Johnny tapándose hasta las orejas con la frazada-. Hubiera jurado que era esta noche, y que esta tarde había que ir a ensayar.
-Lo mismo da- ha dicho Dédée-. La cuestión es que no tienes saxo.
-¿Cómo lo mismo da? No es lo mismo. Pasado mañana es después de mañana, y mañana es mucho después de hoy. Y hoy mismo es bastante después de ahora, en que estamos charlando con el compañero Bruno y yo me sentiría mucho mejor si me pudiera olvidar del tiempo y beber alguna cosa caliente.

El perseguidor,( fragmento)
Julio Cortázar.

sábado, 23 de mayo de 2009

Parece mosca...

...pero de nada sirve si está atrapada ahí dentro.


El aire es azul



La chica mira tranquila por la ventana.

A lo lejos sólo colina tras colina de un modo que parece infinito. Es verdad que el aire es azul y no transparente, cada montaña se ve cada vez más azul y esto es porque entre una y otra más lejana hay una gran capa de aire. Cuán inmenso es el mundo!

Momento de volver a casa, un gran viaje ha terminado y si bien quisiera continuar el retiro en tierras lejanas, no se resiste al regreso.

Son tierras calientes, una planicie donde no hay forma de refugiarse de los rayos del sol. Pero esta tarde las nubes ponen de su parte y es fresco y apenas luminoso. Todo se ve claro, nítido... que si lloviera, otra capa más de azul, que si el sol estuviera al descubierto, dificultad para abrir los ojos.

La respiración suave, el pensamiento libre, esperando...

Es maravilloso ver la sombra de las nubes sobre las montañas cercanas. Quién está debajo de ellas sólo nota un alivio al no sentir los rayos directos del sol, pero en realidad no nota la penumbra que lo protege.

Cierra los ojos, disfruta del viento,
jirones de azul apenas perceptibles.


sábado, 25 de abril de 2009

...conoces la historia de los tomatitos amarillos?

Esto no sucedió ni ayer, ni antier, sino hace muucho tiempo...

Los dioses se reunieron para reconstruir el mundo, ya pronto llegarían los nuevos habitantes de estas tierras y había que encubrir los recuerdos de una civilización de la que sólo quedaban unos pocos vestigios.

Entre otras cosas, decidieron que las iguanas podían quedarse, las contrucciones se utilizarían para un pequeño juego de acertijos escondidos debajo de los montes. Pero no estaban muy seguros de unas frutas color amarillo.

No eran frutas cualquiera. Con ellas se preparaban gran variedad de remedios mágicos. Las hojas limpiaban las cicatrices de guerra y las raíces daban buena fortuna a los enamorados.

De todos era conocido (aunque sólo algunos cuántos conocían el proceso), que el corazón de la fruta amarilla, mezclada correctamente con tierra verde y mezcal te hacía invulnerable. Muchos grandes sacerdotes llevaron a sus pueblos a batallas sangrientas en busca de obtener todas las frutillas para ellos mismos.

Por eso los dioses no sabían que decisión tomar, pues aunque hacía un bien al hombre, su ambición por ella era destructiva. Después de mucho discutir y varias tazas de chocolate decidieron que era mejor despojarlas de sus propiedades para que no causara problemas.

A cambio las hicieron pequeñas y dejaron su color alegre, las escondieron entre las hierbas y ahora sólo las encuentran unos pocos afortunados.

Quienes las encuentran disfrutan unos momentos su sabor y enseguida experimentan una felicidad inexplicable...

Tal vez al final de cuentas aún conservan alguna propiedad mágica y curativa...
y tal vez al final de cuentas, no escondieron muy bien las frutitas, porque ahora las usan para adornar tiernamente los postres.

miércoles, 15 de abril de 2009

lunes, 6 de abril de 2009

Três poemas, três personalidades... um autor

Não quero rosas, desde que haja rosas.
Quero-as só quando não as possa haver.
Que hei-de fazer das coisas
Que qualquer mão pode colher?

Não quero a noite senão quando a aurora
A fez em ouro e azul se diluir.
O que a minha alma ignora
É isso que quero possuir.

Para quê?... Se o soubesse, não faria
Versos para dizer que inda o não sei.
Tenho a alma pobre e fria...
Ah, com que esmola a aquecerei?...

Fernando Pessoa


. . .


Flores amo, não busco. Se aparecem
Me agrado ledo, que buscar prazeres
Tem o esforço da busca.
A vida seja como o sol, que é dado,
Nem arranquemos flores, que tiradas,
Não são nossas, mas mortas.

Ricardo Reis

. . .

Assim como falham as palavras quando querem exprimir
qualquer pensamento, assim falham os pensamentos
quando querem exprimir qualquer realidade.

Alberto Cairo

Tres poemas, tres personalidades...un autor.

No quiero rosas, con tal que haya rosas.
Las quiero sólo cuando no las pueda haber.
¿Qué voy a hacer con las cosas
que cualquier mano puede coger?

No quiero la noche sino cuando la aurora
la hizo diluirse en oro y azul.
Lo que mi alma ignora
eso es lo que quiero poseer.

¿Para qué?... Si lo supiese, no haría
versos para decir que aún no lo sé.
Tengo el alma pobre y fría...
Ah, ¿con qué limosna la calentaré?...


Fernando Pessoa

. . .


Flores amo, no busco. Si aparecen
Feliz me pongo, que en buscar placeres hay
El disgusto de la búsqueda.

Que sea la vida como el sol, que nos es dado,
Ni arranquemos flores, que, arrancadas,
No son nuestras, sino muertas.

Ricardo Reis

. . .


Assim como falham as palavras quando querem exprimir
qualquer pensamento, assim falham os pensamentos
quando querem exprimir qualquer realidade.

Alberto Cairo

domingo, 29 de marzo de 2009

La ultima conquista

Siempre pudo trepar a la cama.

Y a los pocos días, conquistó el tocador. O lo que podía conquistarse de ese mueble que terminó sin más objetos que un pequeño caracol y un cuadro al estilo Gaudi.

Saltar de un sillón a la cama era empresa soñada. Pero siempre, después de observar la distancia con sus grandes ojos fijos decidía que era mejor hacer una parada intermedia en el suelo. Y sin embargo, ahora trepa a la cama, salta al sillón y termina alcanzando la ventana.

Ahora que no tenía sillón para poner mi ropa y los accesorios que habitualmente se encuentran en el tocador tuvieron que ser reubicados. El único refugio fuera del peligro de las exploraciones felinas era arriba de mi ropero. Así pasó el tiempo y mi compañera aprendió a respetar mis cosas... o yo aprendí a no dejarlas dentro de su alcance.

Ayer amanecí y me percaté preocupada que Mirumi reconocía terreno recien conquistado, oliendo unos aretes y tirando al suelo otros. Lo único que pude hacer fue poner una cerca de botellitas de agua y algunos sprays para aumentar la dificultad del salto. Mi ropero ahora no se ve bien pero almenos creo que está seguro.

Hoy en la mañana vi con terror que hay planes de reconquista:

Mirumi silenciosa, con la mirada fija en su único objetivo en ese momento, el nuevo reto.
Sé que un día lo intentará, y cuando lo haga...

Curioso el tiempo

Desperté,
con el tiempo en mis manos.

Pensé que en esa oportunidad, uno querría desdoblarlo, tomar sólo un minuto y multiplicarlo, como el milagro del pan y los peces. Hacer que el día durase ahora por lo menos unas 28 horas.

Que los rayos del sol poniente se prolongasen al menos por 2 horas. ¿Has notado el resplandor de las hojas en los árboles con la luz cayendo casi horizontalmente sobre ellas? Todo cobra un matiz rojizo y cálido. Uno podría intentarlo todo o perdonarlo todo en esos momentos.

Que las noches plateadas durasen lo suficiente para despertar después de una larga siesta y aún tener tiempo de caminar y caminar sintiendo el frescor de la noche en el rostro, o el silencio donde lo único que se percibe es la respiración tranquila. Uno podría entenderlo todo y sonreir comprendiendo que esto no es más que una broma que nos hace el dios bondadoso.

O tal vez tenía conmigo la única oportunidad de cambiar el orden del tiempo, reorganizarlo, hacerlo rendir...

Pero no, tenía el tiempo en mis manos
y miraba apacible de un entrenamiento de tenis, disfrutaba de un vaso con fruta y granola.

domingo, 15 de febrero de 2009

Bigotes Despertadores

Ya lo había probado con todo.

Desde relojes despertadores que siempre olvidas reactivar cada noche y que de todos modos los desactivas con un almohadazo en la mañana.
O los radio despertadores y en alguna ocasión el despertador de la televisión. Estos solían ser una buena forma de empezar el día, a menos que ese día despertarás de súbito entendiendo por fin porque tu sueño de pronto tomó un giro inesperado o comenzó a estar musicalizado y ahora estás cuarenta minutos retrasado.
Por fin terminé usando, como muchos, el despertador del celular, asegurándome de dejarlo en una superficie adecuada para que la simple vibración molestara suficiente por la mañana, de otro modo no lograría despertar por completo para las ocho de la mañana.

Pero ahora tengo un nuevo método, después de dos semanas de luchar en contra de las corretizas de mi gata a las 2 y a las 4 de la mañana he logrado que sólo se acerque a mi después de las 6:30,
esos lindos bigotitos que siento cada mañana se acercan curiosos y logran despertarme con una sonrisa.

Claro, entre semana me alegra tener un despertador tan amigable y realmente disfruto ahora poder aprovechar más el día, no más desayunos apresurados, ni cuartos desordenados por falta de tiempo.

Pero cómo desearía que el sol saliera al menos una hora y media más tarde los fines de semana!

viernes, 6 de febrero de 2009

La cuidad

Era un buen día, el tiempo fresco y la luna apacible.

Así que decidió caminar al lado de su compañera, estaba demasiado cansada para montar en la bici y prefería caminar paciente por la ciudad, no tardaría más de cuarenta minutos.

Hace más de un año que atravesaba esa colonia, calles casi desiertas a excepción de uno que otro taller mecánico aún abierto al caer la tarde. Hermosas calles libres en donde podía conducir sin preocupaciones ni prisa.

Estaba cansada pero aun así tenía ánimo para ver una película, sentarse a platicar o simplemente pasar el tiempo en compañía...

Un chico desgarbado, las dos manos firmemente levantadas, presionó con algo la cabeza de un hombre en un auto. La chica caminando confiada por la calle sólo se dio cuenta de algo, del peligro... hasta que estuvo a menos de dos metros del auto.

No quiso correr, llamar la atención, qué pasaba, no quería estar involucrada.

Cambio de lado de la calle, lo que el muchacho sostenía era un control remoto y ahora festejaba lo real que su amenaza sonaba por fin. Aquellos que deciden robar autos en los semáforos tienen que estar seguros de lo que hacen. Hay que ser profesionales, pues.

No quería asustarse, ni juzgar; ella esta siempre a favor de tolerar al prójimo, incluso si hace daño. Quería tan sólo pensar en aquella noche, encontrarse con alguien, y
hacía las llamadas pertinentes.

-¿Quieres un celular?- un hombre de baja estatura preguntando a su compañero, frente al taller y caminando tan directamente hacia ella y su bici. Tan casual y cauteloso, pero se arrepintió porque la chica se había dado cuenta, de algo... de él.

Suficiente por una tarde, montó la bici y dejó la colonia.

Esa noche lloró.

martes, 13 de enero de 2009

Pintan casas a domicilio

Dicen que la vida nos va llevando por extraños caminos, hasta que por fin hallamos nuestro lugar el en universo...

-Your're the most qualified painters I've ever seen in my life. And I've been quite around-

Sonrieron, mientras tomaban un sorbo más de aquel chocolate caliente, despues de trabajar todo el día disfrutaban del sol que estaba a punto de ponerse y la luz radiante que entraba a la habitación.

Entonces, la más joven habló. Aquel invierno visitaba a su hermana, quería continuar sus estudios de posgrado y estaba considerando hacerlo en la gran universidad de la ciudad, era una visita de reconocimiento. Conocer los alrededores, la calidez de la gente.

La mayor también lo recorbaba bien, aquel año abria su tercer negocio, esa vez se trataba de dar asesoramiento y asistencia estética, comenzó vendiendo joyeria maravillosa y ahora ampliaría su mercado a maquillaje y masajes de todo tipo.

Aquel año las temperaturas bajaron mucho más de lo normal, solo los más audaces se atrevían a salir a las calles. Pocos tenían la vestimenta adecuada y otros más simplemente no soportaban los altos índices de contaminación debidos al efecto inverdadero.

Así fue como comenzo todo, con una pequeña remodelacion de la casa. Primero las paredes con azulejos blancos debían ser mas alegres, y encontraron las florecillas perfectas. Luego era bueno tener algo que ver y sonreír al tomar y regresar todo tipo de cajas y cajitas, varios collages. Y cuando eso se terminó comenzaron a pintar la casa de colores alegres y llenos de energía, luego un pequeño detalle en aquella pared, otro friso discreto por allá.

Cuando la casa quedo lista, las clientas del negocio de joyería comenzaron a pedir consejos y ayuda para decorar su propia casa, "se pintan casas a domicilio" era la frase con la se referían a su nuevo hobbie, era maravilloso encontrar el lugar perfecto, el color, la energía adecuada para cada cosa en cada nueva casa a la que llegaban.

El tiempo llego que la menor de las hermanas tenía que decidirse por una universidad, un nuevo camino que la acercara a su meta final, la investigación. Entonces lo decidió.

Y ahora, mucho tiempo después, seguían pidiendo chocolate caliente al terminar el trabajo de cada día, satisfechas de lograr lo mejor de un hogar. Justo al atardecer.