lunes, 18 de febrero de 2008

Sobre la incertidumbre o el placer de lo desconocido

En mi cuarto hay un móvil.
Los pájaros de papel se pasean lentamente en círculos hasta que el impulso los obliga a cambiar de dirección, entonces plácidamente comienzan su nuevo recorrido, con el mismo ánimo de incansable eternidad.

Muchas noches han absorbido mi atención. Durante largos minutos, en vano espero que de pronto se cansen y se dispongan a dormir conmigo.
Y por las mañanas cuando apenas despierto, se puede ver que ellos llevan tiempo ya en su guardia constante.

Quisera tener ojos de gato y poder espiarlos por las noches cuando ellos piensan que estoy dormida, poder comprobar si es acaso que la última corriente que surge de meterme entre las sábanas les es sufciente para sus paseos nocturnos. Pero es claro que me será imposible lograrlo, el sólo intento de prender la luz rompería la paz en el ambiente. Como la imposibilidad de saber si el gato de Schrödinger vive o muere.

Y sin embargo espero que este obstáculo nunca sea bien librado, prefiero soñar un poco y pensar que mis amigas aves son ángeles nocturnos que velan mis sueños, incluso podría imaginar que los hilos que las sostienen se desintegran en una suave lluvia de diamantina y ellas viajan libres hasta el amanecer.

1 comentario:

Talina dijo...

Tupas !... te quiero mucho !

y me da envidia tu movil...jeje