martes, 30 de septiembre de 2008

Una navaja

Dicen que no es posible que exista algo sin nombre. En cuanto se piensa en él, al menos tiene un nombre temporal: algo-sin-nombre.


También existen realidades en donde se materializa cualquier pensamiento nuestro, digamos ciudades bajo el mar y al punto cobra vida una gran civilización cuya manera más natural de vivir es en el fondo del océano, tal vez sea que acostumbran jugar con medusas y calamares, incluso podría uno imaginar que temen a la superficie del mar. Ellos al menos existieron alguna vez en la historia o son leyenda o libro o sueño.


Basta un pensamiento para que en alguna realidad alterna exista lo inimaginable, lo más absurdo tendrá ahí una razón de ser.


Tan absurdo como una navaja enterrada en una maceta. Esta navaja permanecería anónima, en la no-existencia si no fuera que alguien la descubra entre la tierra. ¿Quién tendría razón de remover la tierra de una maceta? ¿Cómo sería el encuentro? Porque definitivamente la navaja ha de estar totalmente enterrada.


Y si esta navaja decidiera materializarse no entre la tierra de una maceta de un edificio abandonado, sino en medio de un hermoso jardín donde los perros gustan de hacer excavaciones en busca de cualquier cosa, donde una niña pequeña juega a hacer pasteles de tierra-chocolate para sus padres. ¿Quién encontraría esta navaja?


El encuentro podría ser desafortunado.

1 comentario:

Talina dijo...

aaaahhhhh, pobre!