martes, 2 de septiembre de 2008

Crecí oyendo recitar a Sabines

Una y otra vez la procesión del entierro, yo no lo sé de cierto, las aventuras de julito, la luna, me encanta dios, el peatón. Una y otra vez hasta que las palabras van cayendo cada vez mejor, y comienza uno a comprender "no quiero elogiarte como acostumbran los arrepentidos... " o la sabiduría dentro del "sí tíralo, está muerto" o sentir por primera vez aquello de "quisiera hablar de ti a todas horas en un congreso de sordos" y descubrir el verdadero amor de quien regala la luna, para que la tiren.

Con él aprendí que la poesía no son rimas, sino un dulce susurro de sentimientos... un compartir lo que uno ha vivido en el mundo.

...la luna está en el cielo y sólo es luna... inagotable, milagrosa, como tú.


Qué más podrías decir a una mujer amada?

1 comentario:

Ventas dijo...

Lo que el logra es decir luna… y hacerte pensar en todo eso que deseas pensar… pero el solo quiso decir luna… o eso es lo que yo creo… paradójico?

Luna: comodín infalible...