sábado, 5 de abril de 2008

Sin llanto y sin espanto

Tres amigos comentaban caminando junto al río en un noche fresca:

-Mi perra, Gandola, murió cuando tenía 15 años
-¿y de qué murió? ¿era vieja?
-No, pero la vecina tenía ratas y creemos que se comió una rata envenenada

Entonces el tercero, como quien cuenta el chiste del perrito Resitol que se cayó y se pegó, comentó:

-El hermano de mi abuela se comió un pan con arsénico que estaba junto a una maceta, para las ratas, y se murió.



Y sólo Julito podría decir algo mejor acerca de la vida, y de la muerte.

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