lunes, 28 de febrero de 2011

domingo, 20 de febrero de 2011

Canción de cuna para ti



Mi jade precioso, mi pluma de quetzal.

jueves, 10 de febrero de 2011

La parvada

La tarde estaba cayendo y una atmósfera anaranjada cubría el ambiente. Ya estaban dejando atrás el bosque de pinos, el collado aún se veía a lo lejos, pero al menos por un tiempo estarían a salvo. Sólo si lograban librar este obstáculo que no habían contemplado.

Fue cuando vieron una parvada acercarse desde el poniente, pronto dejaron de ser sólo sombras y comenzaron a sobrevolar encima de ellos, en círculos cada vez más bajos, cada vez más lentos.

El contacto los estaba esperando, les habían dicho que después de 3 días caminando hacia oriente, por la orilla del bosque encontrarían a alguien, pero no les dijeron que estaría ahí, arriba del muro sin herramientas para ayudarlos.

Las aves se acercaban y ella temía que fueran espías del otro reino, su inquietud se desvaneció cuando descubrió la peculiaridad de aquellas aves rosadas, en realidad eran madejas de estambre rosado enrollado de manera que la dirección de las hebras daban textura y volumen a las plumas y a la colita que ayuda a estabilizar a estos animales maravillosos tan grandes y redondos como almohadones de sillón.

Una de las aves, una de las pocas que aún seguían rondando cada vez más bajo sufría la amenaza de desmadejarse, el estambre era tan grueso como cuerdas de escalada. La chica sin pensarlo dos veces la atrapó y lanzó el extremo de la colita desfigurada a su compañera arriba del muro. Sin decir palabra, la compañera arriba aseguró la cuerda, en silencio subió él, que ya estaba acostumbrado a improvisar en este ambiente hostil, para ella era la primera vez que escalaba sin protección, pero no titubeó, aún faltaba mucho por recorrer.

sábado, 5 de febrero de 2011




If kittens and
geomeotry are wrong,
do we really want
to be right?






Si los gatitos y la
geometría están equivocados,
realmente queremos
saber la verdad?

jueves, 20 de enero de 2011

Mensajes secretos

Hubo una vez que se perdieron en el bosque, cada quien fascinado por lo que encontraba a su paso, siguieron caminando hasta que se encontraron en extremos del bosque tan distantes que les tomaría meses, tal vez años para volverse a encontrar.

Pero el tiempo había pasado y sus lazos eran ahora fuertes, el bosque entero había sido testigo de su cariño y decidió ayudarlos...

Las mariposas iban y venían con mensajes secretos, sólo ellos sabían interpretar el vuelo coqueto de sus alas, incluso las luciérnagas y los grillos crearon todo un sistema para entregar mensajes nocturnos.

Los habitantes del bosque cuidaban de la chica en su nombre. Cuando la chica era sorprendida por una tormenta, las ramas de los árboles se entrelazaban aún más para no dejar que las gotas mojaran sus ropas. En seguida el viento llegaba fresco, con olor a tierra mojada y recuerdos del día soleado en el que se conocieron.

Los osos compartían sus postres de miel con ella, y después pasaban la tarde tomando una siesta en la pradera. Las ardillas ágiles llevaban encargos a este hombre, a veces eran frutitas y semillas, a veces ella las enviaba sólo a jugar frente a él para hacerlo sonreír.

El tiempo pasaría...
el tiempo siempre pasa...

martes, 18 de enero de 2011

Invierno II: Cae la nieve




La nieve cae,
sigue simplemente su curso en caída libre, es ligera y tal parecería que ella misma disfruta la libertad de sólo caer y caer...
y cada copo (hecho de varias docenas de copitos) se posa suavemente sobre la rama de un árbol, el pasamanos de una escalera, la nariz de alguno que otro transeúnte. Y si miras a contraluz se percibe toda la profundidad de una calle, está cubierta de miles y miles de copos, a distintas alturas y distancias, todos cayendo, suavemente, dejándose llevar como los pequeños trozos de algodón de azúcar que escapan a los vendedores en las ferias.

lunes, 17 de enero de 2011

Invierno I: Viento

Había sido invierno desde hacía un mes y el viento se había convertido en un verdadero enemigo para los habitantes de la ciudad. Nevaba, pero la nieve corría a la par del viento y podría decirse que apenas los copos rozaban el suelo, ya había una corriente contraria que los levantaba, y de nuevo emprendían su vuelo errático.

Aún así, de un día a otro los carros y las terrazas amanecían cubiertos de una gruesa capa blanca, ligera. Los dependientes llegaban por las mañana a limpiar los escalones de sus tiendas para recibir a la clientela que sin importar el clima continuaba con sus actividades diarias. Se enviaban camiones barredores de nieve para abrir paso a los carros y los peatones.

Éstos quitaban la mayor parte del la nieve, pero a lo largo del día se acumulaba más y más nieve y el paso cálido de la gente convertía los caminos en pequeñas albercas de nieve sucia y agua... los niños encontraban una razón para salir a las calles, nada malo les pasa cuando usan unas buenas botitas impermeables.

En general, la vida citadina seguía su curso, mientras la nieve comenzaba a crear una barrera cada vez más alta y compacta a los lados de las calles, alrededor de los árboles, en las terrazas deshabilitadas. Hasta ese día en que el viento cesó...