Este cuento se lee a media voz, a media luz,
al final de una buena fiesta, cuando ya sólo estás
tú y esa persona en la que tanto confias.
Un poco como los cuentos de Heminway,
cuando los hechos se cuentan sin más,
sólo como son.
Esta sensación que tengo,
estas ganas de compartir contigo
estas ganas de compartir contigo
se parece mucho a las tantas horas
que compartíamos al teléfono:
A media luz, mirando a lo lejos,
y sabiéndote al lado de mi corazón.